COMER CARNE, OTRA FARSA PARA ESCONDER LOS PROBLEMAS REALES DEL PAÍS

“Mientras más gasta el gobierno, menos puede gastar el ciudadano. Las obras públicas no se hacen con el poder milagroso de una varita mágica. Son pagadas con los fondos arrancados a los ciudadanos” 

Ludwig Von Mises 

En los últimos días han sido noticia las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón. Sus teorías sobre el consumo de carne han sido noticia en todos los telediarios. Sin duda es un tema que serán los especialistas los que en última instancia deban de investigar, pero no necesariamente quiero abordar el tema científico de si es bueno o no comer carne.


Actualmente vivimos tiempos difíciles. Con la crisis de las puntocom en 1997, llegó el primer varapalo con la entrada del nuevo siglo. Más tarde, el efecto dominó que produjo el atentado terrorista sobre el World Trade Center de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. Los Gobiernos y Bancos Centrales se pusieron en marcha para crear una de las mayores burbujas económicas que se recuerdan desde el Crack del 29. Dicha burbuja estalló en España en 2008. Mientras que los países del norte se ajustaban en el gasto y en su mercado laboral, en España se miraba para otro lado. Esto provocó que las consecuencias de dicha burbuja fueran mucho más significativas en nuestro país que en los países vecinos de Europa. Después de estallar, el mercado se fue deshaciendo de todas las actividades improductivas que se crearon de forma artificial, gracias al dinero barato que producían los Bancos Centrales. Y cuando parecía que la historia nos iba a dar un respiro, nos metemos de lleno en una pandemia mundial proveniente de China, en la que han muerto 4 millones de personas en todo el mundo, con más de 185 millones de casos producido por el virus asiático. Debido a la inoperancia de los estados para atajar cualquier problema, acudieron a lo que mejor saben hacer: dilapidar el dinero en servicios que ya están siendo investigados por presunto fraude. 

Tras esto, nos encontramos en España con una deuda pública que supera el 125% del PIB, es decir, todo lo que genera nuestro país durante un año más un cuarto del siguiente. Esa es la deuda que tenemos actualmente, por si alguien lo prefiere ver en valores absolutos, la bochornosa cifra sería aproximadamente de: 1.426.476.500 € a día 09 de julio de 2021, es decir, cada persona debemos ahora mismo cerca de 30.000 euros. 

 Dicha situación sería más fácil de revertir si hubiese una situación en la que existiera pleno empleo; a muchos les sería más asequible dicha deuda, ya que al estar trabajando se podría ir pagando, pero nada más allá de la realidad, España actualmente tiene una tasa de paro que se sitúa en el 16%, lo que representa más de 3 millones y medio de personas en situación de desempleo. Por supuesto los organismos oficiales no meten dentro de dicho porcentaje los ERTES, que actualmente superan el medio millón de personas. Es necesario destacar que España lidera el ranking de desempleo juvenil, un indicador que demuestra que el mercado laboral español NO FUNCIONA, y que quienes más sufre la ineficiencia de la gestión de nuestro país son los jóvenes, que se ven abocados a irse de nuestro país en busca de un futuro mejor. A continuación, dejo el gráfico de la vergüenza, que debería hacer reflexionar a muchos.

                            Fuente: Eurostat

Tras este gráfico, podemos observar como tenemos también el penoso privilegio de liderar el déficit público en el año 2020 en Europa, con una cifra que superó el 11%. 

                            Fuente: Eurostat

Ante esta situación, ¿Qué es lo que nos queda por ver? ¿No creen que estos son los datos que deberían abrir los informativos? Pero no, lo importante es que el ministro de Consumo aconseja no comer carne, o en cambio como lleva haciendo un tiempo, nos recomienda que tipo de hortalizas debemos consumir y cuales no. ¿Qué tipo de país tenemos? Y siento decirlo así, pero la culpa no es de los políticos per se, es de los ciudadanos que formamos este país. Los políticos tan solo son el reflejo de nuestra sociedad. Una sociedad que prioriza los gestos, las banderas, o las frases cortas antes que el futuro de toda nuestra generación. Nos encontramos ante una sociedad cortoplacista, en la que el horizonte temporal es muy alto, es decir, no estamos dispuesto a sacrificar el consumo presente por un consumo futuro mejor. De ahí que no se vea con malos ojos ni exista una critica generalizada a la enorme deuda a la que nos enfrentamos en nuestro país. 

 Por suerte, esta situación solo la podemos cambiar nosotros, ni por asomo penséis que serán los políticos. Pero es necesario que emerja la actitud crítica, y no nos dejemos “comprar” con noticias que tan solo sirven para desviar la atención del ciudadano. 

Hay países que ya estuvieron en nuestra situación, y que tras muchos periodos de crisis se dieron cuenta cual es la verdadera solución a la precariedad laboral, a la deuda pública o a la educación de los jóvenes. Tan solo hay que ver los casos recientes de Irlanda tras la crisis de 2008, donde cogió con fuerzas las virtudes del capitalismo, y después de ser rescatada por la UE, ahora mismo es uno de los países referentes en el Mundo. O si prefieren podemos irnos a algún año atrás, donde los países del Este de Europa, tras la catástrofe económica y social que produjo el comunismo en dichos lugares, ahora mismo van camino de ser el motor de Europa. 

 Esto ya no consta de ideología o no, es sentido común. Un país donde exista un absoluto respeto por la propiedad privada y una mínima intervención estatal en los servicios, asegura un aumento de la riqueza y mejora de los niveles de vida. No existe un país que teniendo esta característica vaya mal. Por lo tanto, grábense bien la idea de que el Estado NUNCA es la solución a los problemas, tan solo sirven como barrera al progreso de la sociedad. 

Alonso Gómez

LA REALIDAD POLÍTICA

“El estado es la vasta maquinaria de la delincuencia y de la agresión institucionalizadas, la organización de los medios políticos con el objetivo de enriquecerse, esto quiere decir que nos hallamos ante una organización criminal y que, por consiguiente, su categoría moral es radicalmente distinta de la de cualquiera de los legítimos dueños de propiedades.”
 Murray Rothbard

Hace unos meses escribía sobre la famosa “Ley Celaá”. En  éste artículo explicaba como ha sido la evolución de la educación desde principios de la democracia. Pudimos llegar a la conclusión de que la propia ley no era un problema en sí, más bien era una demostración de que la gestión de la educación por parte de los políticos tan solo demostraba la ineficiencia de la gestión, a la vez que su desastroso resultado según los informes Pisa.

Aunque la gestión de los servicios públicos es un tema que daría para mucho, en esta ocasión me centraré en uno de los problemas que más preocupa a los españoles: La corrupción.

Pero la corrupción no viene de los gobernantes actuales. Si revisamos la hemeroteca podemos ver como en el gobierno de Felipe González se produjeron numerosos casos, desde el Caso Filesa, Caso Casinos, Caso Palomino a los GAL.

Se pensaba que con la llegada del PP al Gobierno se acabaría la corrupción, ¡INCREDULOS! Caso Zamora, Caso del Lino

Y en 2004 llegó el de los famosos “brotes verdes”, con el mayor caso de corrupción de la democracia, los ERES en Andalucía, Caso Zarrafaya, Caso Campeón…

En 2011 bajo el mandato de Mariano Rajoy, se produjeron los casos de Bárcenas, Púnica o Gürtel.

No menos curioso es el caso de Unidas Podemos, un partido que surgió para acabar con la “casta” política, pero que como bien un día expuso el periodista y economista Manuel Llamas: “Queréis terminar con la casta actual, para poder imponer la vuestra”. Este comentario se expuso el 25 de mayo de 2013, mientras que Podemos se fundó el 17 de enero de 2014. Manuel Llamas no es un visionario, simplemente es la misma estrategia que usan siempre los comunistas y socialistas. Este partido en su breve historia ya cuenta con cuantiosos casos, como el de Neurona, lo ocurrido con Dina Bousselham, o las presuntas implicaciones con Irán y Venezuela.

En la actualidad, con Pedro Sánchez, están los casos Plan 1000, Caso Albaida del Aljarafe, Caso Vegas del Genil…

Ya lo explicaba Hans-Hermann Hoppe en una de sus multitudinarias conferencias, y es que aunque es cierto que hay gobiernos menos dañinos que otros, absolutamente todos son perjudiciales para las personas, ya que creen ser ingenieros sociales capaces de manejar nuestras vidas. Hay ideologías que no esconden su afán de control como es el socialismo, pero hasta uno de los políticos menos estatista como es Isabel Diaz Ayuso, recientemente ha anunciado la creación de una “Oficina del español”, es decir, despilfarro del dinero público.

Estáis cansados de leer tantos casos de corrupción, ¿verdad? ¿Os hierve la sangre pensar dónde va destinado vuestro dinero, que de forma coactiva os retira el Estado de vuestra nómina? Lo lógico es pensar que sí, pero por desgracia aún hay millones de personas que siguen ignorando la corrupción cuando quien la realiza es su partido político, porque estos funcionan como equipos de fútbol, y el electorado como su público fanático que lo anima haga lo que haga.

Reflexionando sobre dicha situación, hemos de reconocer que los políticos han hecho muy bien su trabajo, y es la de crear dóciles electores que, aunque le roben en su cara, nunca alzarán la voz.

Pienso que el problema viene de raíz, y es que continuamente se pone la mirilla del problema en el lugar equivocado. Cuando estamos bajo el mandato de un partido político y causa estragos con la corrupción, la mayoría de ciudadanos tienen la confianza de que el próximo no será así, nada más lejos de la realidad: El entrante vuelve a delinquir. Y esto sucede de forma continuada en los países, siempre bajo el anhelo de que exista algún partido político incapaz de robar. Y señoras y señores, deben de abrir los ojos: El problema no es el gobierno, estos no dejan de ser personas como nosotros que acceden a un puesto con millones de euros a su disposición y sin responder ante nadie. El problema no son los gobiernos, el problema es el ESTADO en sí como institución.

Los políticos siempre han desnortado al libertarismo, ¿Por qué? ¿Por qué miran por el ciudadano? No sea incrédulo, simplemente porque dicha doctrina política busca que el político de turno no tenga poder, lo que conllevaría arrebatarle la oportunidad de que viva de usted. No se crea el mantra de que sin ellos seriamos analfabetos, no tendríamos sanidad, o iríamos en carros de caballos porque no habría carreteras. No existe ningún servicio que el sector privado no pueda proporcionar con una mejor calidad, y a un precio más asequible.

Y es que en un mundo donde la mayoría de personas han elegido el camino de servidumbre, ahora más que nunca es necesario los valores libertarios; Principio de no agresión y defensa de la propiedad privada. El camino a seguir ya lo marcó el profesor Jesús Huerta de Soto, “y es que el único sistema de cooperación social teóricamente posible y compatible con la naturaleza del ser humano, es el capitalismo libertario, la anarquía de propiedad privada, o el llamado anarcocapitalismo.’’

Alonso Gómez

 

 

 

 


COMER CARNE, OTRA FARSA PARA ESCONDER LOS PROBLEMAS REALES DEL PAÍS

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