“El Estado es la gran
ficción mediante la cual
unos tratan de vivir a
expensas de los otros”
Frédéric Bastiat
En las últimas semanas estamos
viendo un debate intenso sobre la “fuga” de youtubers que se está produciendo
en nuestro país. En su mayoría, el lugar escogido por estos es Andorra, un
microestado situado en el suroeste de Europa. Por si alguien no lo sabe el término
“youtuber” hace referencia a una persona que tiene un canal en YouTube. Hasta
ahí todo normal, pero el caso que nos lleva hasta aquí es que en los últimos
años, debido al cambio de tendencia que se está produciendo en el mundo
audiovisual, estas personas han aumentado de forma exponencial su número de
seguidores, con el consiguiente aumento de sus ingresos.
En esta ocasión el protagonista
de los hechos es el llamado “El Rubius”, que ha decidido trasladarse a Andorra.
Esto ha generado una alteración en la vida pública y política de este país.
En España el tipo marginal de
IRPF que pagan las rentas superiores a 300.000 euros es del 47%, mientras que
en Andorra, la tasa marginal de IRPF a partir de 40.000 euros es tan solo del
10%. Esto ha llevado a un linchamiento público a El Rubius, más si cabe aún,
cuando otro youtuber que está ahora mismo en su plenitud, Ibai Llanos,
publicaba un video en el que afirmaba que estaba orgulloso de residir en España
y pagar impuestos aquí. Pero, ¿qué problema hay con que cada persona decida
libremente en qué país quiere residir? ¿No vivimos en un país democrático? ¿Por
qué hay que linchar a una persona que decida libremente pagar sus impuestos en
otro país en lugar de en el nuestro?
Estos hechos demuestran el adoctrinamiento ideológico que está sufriendo nuestro país y que por desgracia, muestra claros rasgos totalitarios. Por un lado, El Rubius no está cometiendo ninguna ilegalidad, tan solo ha experimentado en primera persona cómo de confiscatoria es la fiscalidad en nuestro país. Cualquier persona es libre de poder cambiar de país según estime oportuno. En esta ocasión, se pide cerrar las “puertas” de nuestro país para que no se pueda marchar.
Todo lo acontecido se debe a que
por fin los ciudadanos están despertando; y es que en el momento en que alguien
comienza a prosperar, el Estado pone sus garras coactivas sobre el
contribuyente e intenta asfixiarle. Como ente coactivo que es, sabe que hay muchas
personas poco formadas y, por lo tanto, es fácil su adoctrinamiento. Una de las
armas más fuerte que tienen los intervencionistas es el miedo, que es esa
sensación de angustia por la presencia de un peligro. ¿Cuál es uno de los
argumentos más utilizados para asustar a la población? Pues básicamente que si
se reduce el Estado, no podremos tener sanidad ni educación, con el
consiguiente caos que se produciría.
Estos acontecimientos deberían
hacer reflexionar a muchos. Lo que se ha demostrado en nuestro país durante
todos estos años es que las instituciones públicas no han funcionado. Llevamos
décadas en democracia, ha habido tiempo para poder instaurar políticas que
puedan generar bienestar, pero esto no ha ocurrido. Tan solo estamos viendo cómo
de forma continuada se están marchando personas exitosas de nuestro país en
busca de un lugar donde no sean maltratados fiscalmente. En vez de criminalizar
a estas personas, se debería reflexionar profundamente el motivo por el cual en
el momento que alguien prospera un poco, decide marcharse de aquí. España debe
aprender de los países que triunfan. Es necesario bajar impuestos, bajar
gastos, y devolverle por fin al pueblo el poder que le ha sido arrebatado de
forma coactiva por parte del Estado.
Y es que a diferencia del
liberalismo, la única forma de imponer el socialismo es así, cerrando “puertas”
a los individuos o construyendo muros. ¿Por qué lo hacen? Pues porque saben que
el liberalismo es la mejor opción para prosperar, en tanto el socialismo tan solo
puede defender sus ideas con métodos pocos democráticos. Mientras que los
liberales estamos conformes con que cualquier persona pueda hacer su vida como
crea oportuno, un socialista quiere imponer su mentalidad sobre el resto de la
población. Los liberales no queremos retener a nadie en contra de su voluntad,
pero en el caso socialista no es así. Y esto es uno de los motivos por el cual
el socialismo puro tuvo que “transformarse” a la socialdemocracia actual,
porque saben que sin libertad no hay prosperidad.
Alonso Gómez